ECO, EL SONIDO DEL AMOR
Una maldición condenó a Eco, ninfa parlanchina y alegre, a pronunciar y repetir sólo las palabras finales de las frases que llegaran a sus oídos. En medio de la frustración de un amor imposible, Eco se refugió en la cueva más profunda del bosque, con la tristeza como única compañía.
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