Con esta novela gráfica es posible trabajar un soporte narrativo fresco para una trama modélica: la detectivesca.
Tom no estaba para trabajar en una fábrica de clips. Su vocación era convertirse en detective privado. ¿Qué se lo impedía? Nada. Así que se lanzó a buscar su primer caso. Y no fue un debut sencillo. El novato investigador tuvo en sus manos un asesinato disfrazado de suicidio. Poco a poco, las pistas guiaron a Tom hacia un punto sin retorno.